- daniel pardo
- BBC Mundo, Caracas
Iván Simonovis, el comisario venezolano que este sábado consiguió la casa para el penal, no sólo es un nombre muy ligado a los hechos que rodearon el fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, sino también un símbolo de la historia reciente de Venezuela.
Un símbolo, por supuesto, de aquel 11 de abril -día del golpe fallido- que marcó política, económica y socialmente al gobierno del fallido presidente.
Es un símbolo, un asimismo, de la Venezuela dividida que se vivió estos 15 años de la revolución bolivariana.
Para el chavismo, Simonovis, de 53 años, representa ese gusto de la “extrema derecha” y Estados Unidos que aún intenta, según ellos, tomarse el poder del país con las mayores reservas de petróleo del mundo.
En tanto, para los casos de la otra mitad del país, simpatizante opositora, el caso de Simonovis representa el contenido “autoritario”, “represivo” y “corrupto” que les viene al gobierno chavista.
En este 2014 de crisis económica y protestas masivas contra el gobierno de Nicolás Maduro, la liberación de Simonovis, porque pidió medicina humanitaria dado su grave estado de salud, se convirtió en una de las condiciones para que la oposición tuviera algún tipo de diálogo y colaboración. entre ellos y el gobierno.
De comisario a símbolo
Iván Simonovis fue comisionado de seguridad del alcalde de la Alcaldía de Caracas (oposición) durante la crisis de 2002 que estalló en el breve derrocamino del presidente Chávez y fue responsable de convocar a la masacre de Puente Llaguno que tuvo lugar el 11 de abril.
19 personas murieron cuando una marcha no autorizada de la oposición sorprendió a simpatizantes del gobierno cerca del palacio presidencial. El hecho desencadenó una serie de sentencias militares que desconocieron la autoridad de Chávez.
Dos años después, en noviembre de 2004, Simonovis fue detenido en el aeropuerto de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, en el puerto de aviación privada donde tenía previsto viajar fuera.
En 2006, tuvo éxito junto con otros altos jefes y policías.
En 2009, Simonovis y los demás querellados fueron condenados a responsabilizarse de los hechos de Puente Llaguno en un proceso que los abogados de la acusada criticaron por exceder las plazas establecidas en la ley.
Simonovis, junto con los comisarios Henry Vivas y Lázaro Forero, fue condenado por “complicidad correspectiva” a 30 años de prisión por el incumplimiento de dos ciudadanos, Erasmo Sánchez y Rudy Urbano Duque. Nadie ha sido procesado hasta ahora por las otras 17 muertes.
Forero y Vivas recibieron el beneficio de la casa por el encarcelamiento, lo mismo que se le da al excomisionado.
Los abogados de Simonovis asesoraron antes de evadir el jugo que presentaba un grave deterioro de su salud, y además la Fiscalía aseguró que su vida no corría peligro, la defensa alertó sobre el empeoramiento de la condición del excomisario frente a su encarcelamiento.
El año pasado, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional luchó por la liberación de Simonovis, quien, según sus médicos, padecía 19 enfermedades de diversa gravedad.
Esta vez la oposición se ha volcado a la liberación por razones humanitarias en el primer acuerdo sobre las condiciones establecidas para el diálogo con el Gobierno en medio de protestas que han condenado a 42 muertos, 600 activos y más de 3.300 detenidos, la mayoría en libertad.
De los 80 que siguen en la ley siguiendo a la ONG Foro Penal, grupo que sigue los casos, está el opositor político Leopoldo López, quien se ha convertido ahora en el gran representante de lo que los opositores llaman los “presos políticos del régimen”.
La liberación de Simonovis si desde hace décadas la economía del país está en muy mal estado: la inflación ha subido al 60%, el derrumbe se ha derrumbado y el déficit fiscal ha saltado al 15%.
Cuando se instaló el diálogo durante las protestas suspendidas, cada vez son más frecuentes los comentarios sobre que el gobierno y algunos opositores siguen negociando “abajo de cuerda”.
Los diálogos de marzo fueron mediados por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Y aseguraron que la reciente visita a Caracas del nuevo secretario del organismo, el colombiano Ernesto Samper, fue motivo de nuevos encuentros entre la oposición y el gobierno.
“Cambia eso”
Ante la crisis económica, el gobierno de Maduro no ha hecho los ajustes que muchos dicen que debe hacer, como bajar el precio de la gasolina o devaluar la moneda local.
Pero para Luis Vicente León, politólogo y presidente de la Encuestadora Datanálisis, la medicina humanista en Simonovis muestra que tendrá un “cambio encubierto”.
“Subyugaron los precios de algunos productos sin anunciar una devaluación y pagaron parte de las deudas al sector privado sin preocupación pública”, dijo León a BBC Mundo.
“Y ahora liberan a Simonovis sin hacer bulla, en la madrugada de un sábado”, indica.
“Entonces, están sacando vapor de la olla sin anunciarlo para evitar las reacciones de los más radicales”, dice en referencia a los chavistas que buscan la liberación y los ajustan como concesiones a la oposición y al sector privado.
“Pierden las víctimas”
Esta es exactamente la interpretación que el analista Nicmer Evans le da a la liberación.
“Esto demuestra que las plantas que se escondían en las mesas de diálogo han seguido siendo temas de agenda del gobierno de Maduro”, le dijo a BBC Mundo el politólogo.
En los últimos meses, Maduro ha sufrido una fuerte bajada en partidos que le han valido su popularidad.
“Y eso ha hecho que se ve obligado a ceder”, asegura Evans.
“Las víctimas del 11 de abril, que argumentan en nombre de la Constitución que los delitos de lesiones humanas como este no tienen beneficios, son los perdedores de este episodio”, dice.
Evans recordó que Maduro dijo durante las protestas que la liberación de Simonovis “no es negociable”.
Y ahora esto, dice el analista, “hará que las bases se vean más claras”.