trae! – gritó el entrenador Jorge Zapata, mientras alguien prepara un regaño. –Si vas a llorar, go para la casa, el personaje es en la cancha –le dijo, y Gustavo Porta no sabia que hacer, ademas de llorar. Por entonces, was bajito y gordito, y si tenía algún temperamento, no le salía. Siguió empapándose de las lágrimas y soltó la canción, sin imaginar que le darían la marca. Es que a ningún futbolista le gusta lo que sabe. Y menos cuando de 12 minutos…
Eso dejaría claro que este Puerta del pasado, el gordito que se quebró en llamas, se iba a convertir en un jugador con más carácter que la cancha. Desde entonces, Puerta se hizo de acero. Y lo probé como capitán de la seleccion colombiana que acaba hoy el Sudamericano Sub-20csus cupos al Mundial de Indonesia y los Panamericanos de Chile.
Hasta hace poco, Puerta hacia su carrera en la B, en el Bogotá FC. Ahora es el mejor jugador de la selección sub-20. Es el que manda, el que grita, y también sufre como si le subieran una catapulta sobre la pierna derecha. Puerta, a los 19 años, fue fichado por el Bayer Leverkusen, de Alemania, y cedido al Nuremberg de segunda. La vida, tras el Sudamericano, le dará un vuelco. Pero sabemos cuáles son sus características.
La historia de la puerta.
Cuando Jorge Zapata habla, la voz está llena de orgullo. Estos días este ex futbolista tiene más entrevistas que en su era de lateral izquierdo. Fue el que le traje a Gustavo en una edad clave de su formación, desde los 15 años, en el club Talentos GV (del exjugador gustavo victoria) en Tuluá, allí lo limpió y le enseñó este carácter. El primer día que lo vio tuvo que sacar toda su sinceridad, porque Puerta no era nada de lo que es hoy. Es más, a Jorge le decían, “con ese muchacho no va a pasar nada, está muy gordito”.
“Te dijo 20 minutos y me dijo, donde fui franco: les dijo que tenía buena técnica, pero que le faltaba mucho por su competencia real, que era pesado, que quería mejorar su dinámica, que tomaba decisiones, que tenía muchos golpes”, les dijo a los Puerta.
Ahí comenzó su tarea. Y no fue fácil. Jorge contó que un día el padre de Puerta llegó después de un partido con el almuerzo: papa, yuca, arroz y un litro y medio de gaseosa. Jorge Casi Explota:: “No, no, no, no me los digo. Puerta, ¡usted no puede tomar gaseosa!”. La puerta se abrió rápidamente. Aprendió a venir lo que realmente le servía. Si volaba dedicado al gimnasio, sí físicamente era el peor del equipo –como dice Jorge–, en poco tiempo era el mejor de todos.
Por esos días vivía en una casa hogar del club y todavía estaba el volante 10, pero no por mucho tiempo. Jorge tenía otros aviones: “¡Puerta!”, lo llamaba: “The flyer 10 se está acabando, no sea 10, sea de ida y vuelta, el que va y hace goal y pasegol, y el que está en su área defendiendo ”, le digo, y ahora estoy orgulloso de ver lo que registré.
Claro, quedaron trabajos y regaños. En un partido Jorge, que estaba en los juzgados por una sanción, desesperó quando vio a Puerta trotando la cancha, como sin ganas, como sin sangre, y perdió el 1-0. Jorge gritaba, manoteaba, “¡no me trotés!”, y Puerta no se enteraba. Jorge bajó histérico, lo agarró con una mano, lo abrió: “¿Estás asustado?, decime y te saco, y te vas pa’la casa, deja de caminar, hermano…”. Esa vez Puerta no lloró, su respuesta fue reactiva: en 3 minutos marcó un gol, en 4 minutos metió un pase, en 7 anotó otro… Su equipo se fue 6-1… “Le creamos carácter, se volvió un jugador que no si se intimida».
Con el paso de los partidos, Puerta asumió su cargo. Bajó de peso, ganó fuerza física, perfeccionó el arte de remar. Ya era otro jugador. En un partido contra la selección en Medellín, Puerta se creció, pidió la pelota, mandaba, y Jorge se la quitó con los grand dotes de Nacional, los de 1,91 metros, y el balón ganóba, entonces Jorge levantó las manos para la boca como quien quiere atajar una exclamación y no puede: “¡wuau!”.
La casita para los papas
“Con mi primer sueldo en Alemania les voy a hacer la casita”, les dijo Gustavo Puerta a sus papás cuando se concretó el fichaje alemania, y sus padres se llenaron de emoción. “Es que es muy buen muchacho”, dice su papá, don Gustavo, y su voz es orgullo y cariño. «Su sueño era irse a Europa y se le dio, y l’más importante es que está bliss, y en la familia nos gual», dice.
Los Puertas vivían en La Victoria, en el Valle del Cauca, donde nació Gustavo, un pequeño pueblito con su iglesia, sus casitas bajas, sus calles angostas. La casa de los Puerta queda en el barrio Occidental, a una cuadra del estadio Alejandro Zúñiga, de donde Gustavo dio sus primeros pelotazos. La casa es de un piso, los cuartos, sala, cocina, y una tiendita donde don Gustavo vende sobre arrocito, sobre aceitico, “el mecate”, como dice él.
Gustavo creció con su mamá, doña Virgelina, y con dos hermanas, Mónica, la alcaldesa; María del Mar, la menor. Gustavo es el medio. Su historia entró en la escuela de fútbol de los Supercampeones, cuando decidió que quería ser futbolista. Ya después no hubo tiempo para el estudio, y eso que era muy bueno, asegura su papá, “el primero o el segundo de la clase” en el colegio Manuel Antonio Bonilla: “Le faltó décimo y una vez, lo tiene pendiente, y ahora , estudia inglés”, dice.
“Al poco tiempo vemos que hay diferencia de categoría, por lo que decidimos ascenderlo al primer equipo.
De Talento GV llegó a la capital. Puerta se presentó con varios compañeros en el Bogotá FC y fue el único que se presentó a la escuadra sub-20. “Al poco tiempo vemos que hay diferencia de categoría, por lo que decidimos ascenderlo al primer equipo. Y eso los ha ayudado a consolidarse como el deportista excepcional y el líder que son hoy”, dice Ferney Perdomo, presidente del club.
En Bogotá jugó 34 partidos en el B. Hizo 3 goles. Primero fue convocado a la selección del DT Arturo Reyes. Luego a la de Héctor Cárdenas. Jugó el torneo Tournoi Maurice Revello, Francia donde disputó 5 partidos y anotó un gol. Incluso, fue convocado por Néstor Lorenzo a un microciclo de la selección mayor, siendo el único jugador de la segunda división en esta convocatoria. Hasta que llego a su sudamericano.
La gloria de Porta
Prof Jorge habló con Puerta antes del partido contra Brasil de laphase de grupos del Sudamericano y dijo: “Vas bien, pero teneres que pegarle más al arco, patea, patea, Puerta”, y la sentencia le preguntaba rebotando, o eso piensa Jorge, porque en esta fiesta la puerta se animó y remó y notó una Golazo en Brasil. E si los alemanes aún no estaban decididos, ahí quedaron rendidos.
Puerta hizo otrogolazo contra Paraguay, para consagrarse. Luego, el pasado jueves, falló un penalti contra Brasil, cosas del fútbol, sabiduría de este juego say. Pero Puerta non se derrumbó, mantuvo su entrega, su sacrificio, su empuje.
«Es un muchacho aplomado, esta joven. Se lo taparon, pero siguió metiendo, no bajó nunca… En este Sudamericano ha ido le muy bien, marcó ha goles muy bonitos, jugó muy bien», dice su padre, y luego de a silencio, suelta algo como atorado: “Miren donde va ese llamadon gordito”.
Puerta ya hace maletas para irse esta semana a Alemania, y si ora llora es porque cumplió sus sueños y ya nadie va a regañar: el carácter ya está hecho.
PABLO ROMERO
redactora de EL TIEMPO
@PabloRomeroET