SAN FRANCISCO — Llega un momento para una nueva tecnología en el que el bombo publicitario es tan común que pasa como sentido común. No hacen acto de presencia abogados, contadores ni reguladores. Los inversionistas insisten en que los emprendedores tomen su dinero. El mundo tiembla al borde del cambio.

Para las criptomonedas, eso fue en el 2017.

Hace seis años, Sam Bankman-Fried sabía poco sobre monedas alternativas. Pero apostó correctamente a que había grandes oportunidades en hacerse de una diminuta parte de millones de operaciones con criptomonedas. En un abrir y cerrar de ojos, fue elogiado por tener un valor de 23 mil millones de dólares.

Ahora, a los 31 años, después de un juicio rápido en Manhattan, el otrora rey de las criptomonedas ha sido declarado culpable de siete cargos de fraude y conspiración que involucran a sus empresas FTX y Alameda Research.

Bankman-Fried alguna vez se codeó con estrellas y peces gordos, repartió fortunas en fondos saqueados a políticos y a sí mismo, fue aclamado como el próximo Warren Buffett, dio empleo a sus amigos y los hizo ricos por un tiempo, y fue cortejado por los medios de comunicación. Durante un tiempo, todo el mundo amó a Sam Bankman-Fried —con la aparente excepción de Sam Bankman-Fried.

“Estoy, y durante la mayor parte de mi vida adulta he estado, triste”. Esa declaración aparece al final del testimonio que Bankman-Fried esperaba dar ante el Congreso de Estados Unidos el invierno pasado antes de que su arresto frustrara sus planes.

En fotografías tomadas durante su apogeo, Bankman-Fried siempre lucía incómodo, avergonzado y como si prefiriera estar jugando un videojuego. Todo el mundo seguía insistiendo en que él era brillante, el emprendedor que crearía el futuro. Quizás él sabía que no era así.

Sequoia Capital, una de las principales empresas de riesgo que ha financiado a Apple, Airbnb, Instagram y WhatsApp, casi le rogó a Bankman-Fried que aceptara su dinero durante la loca carrera cuando las criptomonedas eran nuevas y lustrosas. El fundador de FTX lo hizo. Luego, Sequoia encargó un largo perfil de Bankman-Fried a Adam Fisher, un escritor de Silicon Valley que quedó cautivado con el hombre cuyos fans lo llamaban SBF.

“Después de mi entrevista con SBF, quedé convencido: estaba hablando con un futuro multibillonario”, escribió Fisher. “¿La ventaja competitiva de FTX? Comportamiento ético”, agregó.

Menos de dos meses después de la publicación de la entrevista, FTX colapsó. Sequoia dio por perdida su inversión de 214 millones de dólares. La firma y Fisher declinaron hacer comentarios.

El mito central de Silicon Valley es que los expertos en tecnología están aquí para salvar el mundo. Si se vuelven increíblemente ricos, eso sólo demuestra lo genial que era su idea.

FTX permitió a la gente apostar en criptomonedas. Era, en esencia, un casino. Es difícil retratar a un casino como un salvador de la humanidad, por lo que las noticias siempre estuvieron enfocadas en el propio Bankman-Fried.

Pensó que ayudaría a la humanidad haciendo una fortuna y luego regalándola, una filosofía conocida como altruismo efectivo. Los detalles no importaban. Como lo expresó un adulador perfil en Forbes del 2021: “Es un mercenario, dedicado a ganar la mayor cantidad de dinero posible (realmente no le importa cómo) únicamente para poder regalarlo (realmente no sabe a quién, o cuando)”.

Durante el juicio, se supo que Bankman-Fried había gastado 15 millones de dólares en viajes en avión privado. Vivía con algunos amigos de FTX en un penthouse de 35 millones de dólares. Nunca pareció plantearse la pregunta de si estos jóvenes deberían estar viviendo la buena vida si estuvieran siguiendo la doctrina del altruismo efectivo.

Una y otra vez, Bankman-Fried expresó su desprecio por lo que estaba haciendo y pareció implorar a las autoridades que examinaran más de cerca sus empresas. En una entrevista en agosto del 2021, dijo: “Si hay algo que estemos haciendo que un regulador no quiere, no es necesario que nos demanden. Simplemente comuníquese con nosotros y díganos lo que desea”.

Bankman-Fried intentó advertir a todos. “En términos de cantidad de esquemas piramidales, hay muchos más en las criptomonedas, más o menos per cápita, que en otros lugares”, dijo a The Financial Times en mayo del 2022.

No importó. Los inversionistas, los clientes y los periodistas vieron el genio que les dijeron que estaba allí. Si tenían la más mínima duda, Bankman-Fried tenía un as: sus padres eran profesores de Derecho en la Universidad de Stanford, en California.

Pero Joseph Bankman y Barbara Fried tenían su atención en otra parte. De acuerdo con una demanda entablada por FTX en quiebra, su hijo les dio, a través de FTX, una casa de 16 millones de dólares en las Bahamas, 10 millones de dólares en efectivo y otras cosas. Los abogados de la pareja calificaron las afirmaciones de “completamente falsas”.

En ese brillante perfil de Sequoia, Bankman-Fried dijo: “No quiero decir que ningún libro valga la pena leer, pero en realidad creo en algo bastante parecido a eso”. Quizás le habría ido mejor si hubiera pasado más tiempo en la clase de literatura. A veces en los libros, los personajes encuentran su brújula moral; en los mejores libros, el lector también lo hace.

“El Hombre de Dos Reinos” trata sobre un hombre que sabe distinguir el bien del mal y un hombre que no. Richard Rich se parece un poco a Bankman-Fried: un joven con grandes ambiciones y sin escrúpulos. Le ruega a Tomás Moro un lugar en la corte. Moro le dice a Rich que sería un buen maestro.

Rich rechaza la vida tranquila, traiciona a Moro y es recompensado con un puesto en Gales. Se da a entender a los espectadores que pierde su alma. Bankman-Fried traicionó a casi todos sus conocidos y terminó sin riqueza y sin Gales.

Por: DAVID STREITFELD

BBC-NEWS-SRC: https://www.nytimes.com/2023/11/02/technology/sam-bankman-fried-rise-crash.html

, IMPORTING DATE: 2023-11-09 21:10:07