La presidenta peruana, Dina Boluarte, habló públicamente el jueves sobre dos investigaciones que la involucran y que, según ella, están siendo utilizadas como herramientas políticas para desestabilizar su gobierno. Acompañada de su gabinete, Boluarte lamentó que estos casos «vinculados a su entorno personal» dominen la agenda nacional en un momento en el que el país afronta importantes desafíos.
La mandataria dijo en su mensaje que estas investigaciones están siendo utilizadas como pretexto para impulsar una nueva vacancia presidencial. «Desde hace algún tiempo soy objeto sistemáticamente de un acoso permanente con el único objetivo de provocar una crisis en el gobierno», declaró, asegurando respetar el sistema judicial pero condenando lo que consideró un intento constante de desestabilizarlo. .
Operación y cargo de cese del cargo.
Uno de los casos más polémicos que enfrenta Boluarte está relacionado con el operativo al que fue sometido en 2023. La Fiscalía General de la Nación abrió una investigación previa por presuntos delitos de “omisión de actos oficiales” o deserción del cargo, argumentando que el presidente no informó al Congreso sobre la operación.
En su discurso, la presidenta confirmó que la cirugía se había realizado, pero negó que se tratara de un procedimiento estético, como se había especulado. Boluarte dijo que la cirugía era «necesaria y necesaria» por motivos médicos, concretamente para mejorar su función respiratoria. Enfatizó que esta intervención no le impide desempeñar sus funciones presidenciales en ningún momento.
«Es doloroso ver cómo estos escenarios hipotéticos y leyendas mediáticas son adoptados por la Secretaría de la Función Pública para crear historias fiscales que generan gastos al Estado y amenazan la estabilidad jurídica», dijo Boluarte, en referencia a la investigación en curso.
La presidenta también anunció que renunciaría a su derecho a la confidencialidad médica para demostrar que la cirugía no afectó su capacidad para desempeñar sus funciones. Sin embargo, no precisó en su mensaje si había notificado al Congreso la intervención, como exige la Constitución en caso de impedimentos temporales al desempeño del cargo.
Mientras tanto, en el ámbito legislativo, la diputada Ruth Luque presentó una denuncia constitucional contra Boluarte, acusándola de violar la Constitución al no informar al Congreso sobre el operativo.
Caso «en el pecho» y acusaciones de encubrimiento
El segundo tema que enfrentó Boluarte en su discurso es el conocido como el «caso cofre» relacionado con el presunto uso indebido del vehículo presidencial. Según informes de la prensa local, el auto sería utilizado para facilitar la fuga de Vladímir Cerrón, líder del partido Perú Libre, quien se encuentra escondido desde que fue condenado por colusión en octubre de 2023.
Este caso llevó al Ministerio de la Función Pública a abrir una investigación por el presunto viaje del vehículo presidencial a un condominio en el sur de Lima en febrero de 2024. En ese lugar, la policía buscó sin éxito a Cerrón. Aunque Boluarte admitió haber viajado ese día hacia el sur, negó haber estado en el condominio investigado.
“No escondo a delincuentes, ni uso bienes del Estado para encubrir a quienes buscan justicia”, dijo el presidente en referencia a Cerrón, quien sigue manteniendo su inocencia de ocultarse mientras se mantiene activo en las redes sociales.
Boluarte exigió públicamente ser citada por la Fiscalía estatal para dar su versión de los hechos. «Llámame y testificaré. Siempre he hecho esto y seguiré haciéndolo públicamente. Te lo pido, te lo pido, en aras del debido proceso y de la presunción de inocencia”, dijo, recordando que ya había declarado en otros casos en los que también fue investigada, como el conocido. como «Rolex».
Denuncias de persecución y uso político de la investigación
En su discurso, la mandataria enfatizó que estas investigaciones son parte del presunto acoso sistemático a su gobierno con el objetivo de provocar crisis políticas y promover su impeachment mediante un nuevo proceso de liberación del mandato presidencial.
Boluarte calificó los cargos como intentos de «criminalizar» su gestión y utilizar el sistema judicial como herramienta para desestabilizar el orden democrático. «Es lamentable que estos temas marquen la agenda del país cuando es necesario abordar tantos desafíos importantes», dijo en referencia a las necesidades económicas, sociales y políticas del Perú.
Antecedentes políticos y tensión en el gobierno
Dina Boluarte asumió la presidencia en diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo, acusado de intentar un golpe de Estado. Desde entonces, su gobierno ha enfrentado una fuerte oposición tanto en el Congreso como en otros sectores de la sociedad. Las tensiones políticas no disminuyeron y el proceso judicial en su contra alimentó aún más las críticas a su liderazgo.
El caso del coche presidencial y las acusaciones de deserción han desatado un intenso debate sobre la transparencia y legalidad de la actuación de Boluarte. Mientras sus oponentes cuestionan su compromiso con la democracia y el respeto a la ley, sus defensores dicen que estos casos son intentos de sabotear su liderazgo.
La Secretaría de la Función Pública continúa ambas investigaciones, y la presidenta insiste en su inocencia y la necesidad de respetar el debido proceso.
Perspectiva incierta
Los casos que involucran a Dina Boluarte reflejan una vez más profundas divisiones políticas en el Perú. Su discurso del jueves buscó no sólo defenderse de las acusaciones en su contra, sino también enviar un mensaje de fortaleza ante lo que describió como intentos de socavar su gobierno.
Sin embargo, la investigación en curso y la posibilidad de nuevas denuncias constitucionales siguen siendo inciertas sobre el futuro de su liderazgo. La relación entre el poder ejecutivo, el Congreso y el poder judicial sigue siendo tensa y el resultado de estos casos podría tener un impacto significativo en la estabilidad política del país.
Mientras tanto, la presidenta continúa enfrentando múltiples frentes, tratando de equilibrar las exigencias de gobernar con la necesidad de defender su liderazgo frente a las crecientes presiones políticas y judiciales.