Las constructoras han pasado un último año lleno de desafíos. La situación macroeconómica, los retos financieros y los cambios en la política pública han sido la punta de lanza que ha llevado a que proyectos nunca inicien su construcción, los hogares renuncien a su sueño de vivienda propia e incluso algunas empresas quiebren. Sin embargo, tras un año en este mar de incertidumbre, las empresas están haciéndole frente a la situación y cambiando su modelo de negocio para salir a flote.
No es un secreto que el segmento más golpeado ha sido el de Vivienda de Interés Social (VIS). Por tal motivo, allí se están centrando las estrategias de reactivación. Por un lado, si bien le siguen apostando a este segmento que beneficia a la clase media, muchas de las constructoras están evitando la dependencia al subsidio de Mi Casa Ya, que en algunos casos estaba atado al 90% de las ventas de VIS.
En el caso de, Constructora Bolívar, que el 85% de su negocio estaba atado a VIS, han tenido que hacer una revisión profunda de su modelo de negocio, de sus criterios de gestión del riesgo y de las características de sus proyectos.
“Estamos tratando de volcar proyectos de VIS a VIP (Vivienda de Interés Prioritario) pues se cree que tendrán posibilidad de adquirir subsidio aquellas personas que compren este tipo de vivienda”, señaló Alejandra Robledo, gerente de creación de capital social de la constructora.
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Esto va de la mano de los anuncios hechos por la ministra de Vivienda, Ciudad y Territorio, Catalina Velásco, que de la mano con Findeter y el Fondo Nacional del Ahorro están lanzando líneas de crédito para este segmento. Además, anunció la preasignación de este subsidio para VIP.
Por otro lado, si bien Robledo reconoce que apostar más por VIP sería un golpe a las finanzas de la compañía –pues esta vivienda no puede superar los 90 Smmlv, mientras que el VIS es de hasta 150 Smmlv–, asegura que este cambio podría dar más tranquilidad a la empresa para los años 2024 y 2025.
“Vamos a mantener una participación del VIS y VIP en el 70%, es decir, 15% menos y 30% No VIS. Del 70%, 30% sería VIP y 40% VIS, mientras que antes era 15% y 70% respectivamente. Además, la vivienda VIS que estamos estructurando no va a depender d el cliente de ‘Mi Casa Ya’”, dijo. En el caso de Amarilo, Roberto Moreno, presidente de la constructora señaló que debido al éxito de Mi Casa Ya son “víctimas” del programa.
“Nos está doliendo a todos, sí. Hay más de 500 empresas haciendo VIS, es un tejido empresarial que hay que cuidar y desde Camacol y el Gobierno se está buscando cómo desatorarnos y seguiremos adelante”, dijo.
Por tal motivo, si bien no proyectan un crecimiento a fin de año de manera anual, esperan mantener sus ventas a niveles del 2022.
En el caso de Constructora Capital, para poner un freno a la situación, regresó al modelo de la venta de proyectos en pesos para vender a la clase media. Según Pablo Echeverri, presidente Constructora Capital, lo más importante es que los hogares puedan seguir accediendo a su sueño de comprar vivienda, incluso si esto implica bajar un poco los márgenes de ganancia.
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“Con el propósito de continuar brindando a nuestros clientes opciones de compra acordes a sus necesidades, decidimos poner a la venta algunos de nuestros proyectos VIS en pesos, evitando cambios drásticos sobre el valor final de las viviendas, los cuales estaban sujetos al alza del Salario Mínimo Legal Vigente (Smlv)”, afirmó Echeverri.
“Con esta decisión, la cual nos permite entregar una oferta especial, queremos brindar mayor tranquilidad a nuestros clientes actuales y futuros. Este sistema ayuda a los clientes a tener controlado y totalmente definido el monto de su inversión y pagos mensuales para la compra de su vivienda, garantizando su capacidad de compra”, agregó.
Otras alternativas han ido en pro de mantener sus estabilidad financieras, por tal motivo apostarán más a vivienda No VIS y edificaciones no residenciales.
Con un crecimiento del 95% en los desistimientos en los negocios de vivienda en agosto, las constructoras preocupadas por la situación, y con ventas cada vez más lentas –lo que aumenta el periodo de rotación de los inmuebles–, decidieron evitar a toda costa que este número aumentara. Entre las estrategias han optado por hablar con sus compradores y analizar caso por caso con sus clientes los factores que están afectando su cierre financiero. Además, buscan dar alternativas de pago con diferentes formas de financiamiento, alargar el plazo de pago de su cuota inicial, no subir lo que debería o incluso congelar precios de los inmuebles que están atados a salarios mínimos.
PAULA ANDREA GALEANO BALAGUERA
Periodista Portafolio