La presidenta del Consejo Constitucional de Chile, Beatriz Hevia, habló con EL TIEMPO tras la votación final de la propuesta de nueva Carta Magna, texto que recibirá el próximo martes el presidente Gabriel Boric y se iniciarán las campañas electorales de cara al plebiscito de salida programado para el próximo 17 de diciembre.
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El largo proceso constitucional que afrontó Chile tras la victoria de la opción del “Rechazo” en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022, llegó a su recta final esta semana tras la aprobación, por 33 votos a favor y 17 en contra, de la nueva propuesta de Carta Magna que deberá ser sometida a plebiscito el próximo 17 de diciembre.
Luego de cuatro meses de trabajo, el Consejo Constitucional, liderado por el derechista partido Republicano, y tras los respectivos ajustes de la Comisión de expertos, el órgano encargado de la redacción que dio luz verde a un texto de 17 capítulos y 216 artículos, este será entregado el próximo martes al presidente Gabriel Boric.
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A un poco más de un mes de las elecciones, en donde los chilenos deberán elegir entre las opciones A favor y En contra del proyecto de nueva Carta Magna, EL TIEMPO habló con la presidenta del Consejo Constitucional de Chile, Beatriz Hevia, sobre los avances y los retos de este proceso que concluyó en medio de un ambiente de poco entusiasmo entre la población y amplia polarización política.
¿Cómo fue el proceso de redacción de la nueva constitución en Chile?
Sumamos cuatro meses de trabajo, realizado en el Consejo Constitucional. Nosotros comenzamos con un anteproyecto, propuesto por expertos nominados por el Congreso y nuestra tarea era incorporar la mirada ciudadana a este anteproyecto. Esa fue la tarea que realizamos los últimos cuatro meses luego de estudiarlo, revisarlo, conversar entre los distintos sectores y bancadas, para lograr finalmente un texto que fue aprobado por el pleno del Consejo Constitucional.
Al igual que el fallido proceso del año pasado, este también ha estado rodeado de polémica debido a las acusaciones de que sectores del Partido Republicano y de otros partidos de la derecha quisieron imponer sus criterios, al ser mayoría. ¿Qué responde ante esto?
Yo creo que el proceso actual no puede estar más lejano del proceso antiguo vivido en Chile, tanto por las formas como por el fondo. Aquí no es responsabilidad de nadie en exclusivo, sino que es un trabajo de todos los que hemos estado involucrados en este proceso para marcar un sello de trabajo serio, sobrio y responsable.
Adicionalmente, se desmarca mucho de lo que fue el proceso anterior porque las puertas siempre han estado abiertas para conversar entre todos los sectores, hemos tratado de construir la mayor cantidad de acuerdos posibles.
Claro, es cierto, no siempre uno logra todos los acuerdos, en especial, porque tenemos sectores con visiones muy distintas en Chile. Pero, lo más relevante es que, efectivamente, nosotros no decidimos seguir el camino refundacional por lo que el texto de Carta Magna que hemos construido busca abrir las puertas a un nuevo periodo de estabilidad en Chile, que permita recuperar el progreso, tanto social como económico, que hemos ido perdiendo y que es clave para el bienestar social.
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Uno de los temas que ha causado más polémica tiene que ver con la norma que protege la vida de quien está por nacer que es vista, por algunos sectores, como un retroceso frente a un derecho ya ganado, que es el aborto en tres causales. ¿Cómo lo ve usted?
Yo creo que hay que tomar el contexto completo de qué es lo que ha ocurrido con la protección de la vida en este proceso constitucional. Chile hoy día tiene una constitución que consagra la protección de la vida del que está por nacer. En el proceso anterior de Carta Magna se pretendió abolir eso por completo, es más, se abrían las puertas a un aborto libre en todas sus etapas dado que el anteproyecto de los expertos no contemplaba ninguna referencia al respecto.
Desde el Consejo Constitucional, lo que procuramos fue hacernos cargo de ese vacío incorporando la protección a la vida que ya contiene nuestra actual Constitución, sin entrar en otros debates, sin poner en peligro ningún otro tipo de norma, porque son debates que corresponden a otros espacios y no al Consejo Constitucional.
Las encuestas indican que, de cara al plebiscito de diciembre, la mayoría de la población no aprobaría el nuevo proyecto constituyente. ¿Cómo lo ven ustedes al interior del Consejo Constitucional?
Efectivamente, el proceso anterior causó mucha frustración, mucha rabia, mucha desesperanza en la ciudadanía. Y es inevitable que el proceso que estamos viviendo hoy día cargue con esa mochila. Sin embargo, también somos conscientes de que si en esas mismas encuestas se revisa qué piensa la ciudadanía respecto de incorporaciones que se han hecho al texto, hay apoyo a esas modificaciones.
Lo que nos parece importante de aquí a diciembre es que la ciudadanía se informe. Yo, en el proceso anterior, voté en contra, por tanto, creo que todas las alternativas son legítimas. Para mí, lo que resulta relevante es que la ciudadanía conozca el texto que se propone a votación y tome una decisión informada y con fundamento de cara al plebiscito del 17 de diciembre.
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Es evidente que el proceso constitucional no concita el mismo interés que tuvo en un momento inicial tras el estallido social de 2019. ¿Hay alguna estrategia para que la gente se entusiasme a votar en el plebiscito?
Creo que nuestra tarea es justamente poder darle a la gente un buen texto constitucional. Desde el primer anteproyecto que entregaron los expertos, hasta el trabajo que ha realizado el Consejo Constitucional, y las etapas que vienen hacia adelante, yo lo miro como un proceso continuo de mejoras para entregar el mejor texto posible al 17 de diciembre.
Y creo que la tarea de todos, no solo de los consejeros, sino de los demás actores políticos, es salir a difundir el contenido. La ciudadanía necesita recuperar la seguridad y las certezas y, para eso, necesitamos cerrar también el capítulo constitucional.
¿El gobierno de Gabriel Boric ha apoyado con el mismo entusiasmo este proceso constitucional que el que tuvo cuando fue liderado por la izquierda?
Más allá de eso, lo que espero es que el Gobierno esté abierto a informar, a poner a disposición el material de la ciudadanía para que pueda llegar a todos, me parece que ese rol es importantísimo poder rescatarlo.
¿Cree que el texto actual responde a la seguridad, a una de las principales urgencias de los chilenos?
Es un texto constitucional que se hace cargo de la tradición constitucional chilena, que se hace cargo del Chile de hoy, que trata de dotar de herramientas para dar respuesta a los problemas y a lo Legislativo. Mi trabajo y el de los 22 consejeros que representan el partido Republicano es poder proponer un buen texto constitucional que ojalá les haga sentido a los chilenos y se apruebe en el plebiscito del 17 de diciembre.
ANDREA AGUILAR
PARA EL TIEMPO
CHILE