Los familiares, amigos y vecinos apegados al estudiante de 16 años Sergio Urrego –quien se suicidó en Bogotá el pasado 4 de agosto– evidenciaron estos años de búsqueda del capullo y cruel discriminación por parte del joven de quien reconoció tener un relación sentimental con un compañero.
La protesta se levantó en los afluentes del Gimnasio Castillo Campestre, colegio donde se formó Urrego para asumir su homosexualidad y donde –según él– fue señalado por sus preferencias.
Según la prensa local, la relación se puede descubrir luego de que un profesor despidiera en su celular por una foto en la que los dos chicos se daban un beso, bajo el argumento de que esto violaba el manual de convivencia.
El día pasado, la ministra de Educación de Colombia, Gina Parody, aseguró que investigará el caso de la estudiante, quien dejó una gran cantidad de papeles y explicaciones antes de lanzarse al vacío desde la terraza de un centro comercial de la capital colombiana.
“Es un ejemplo doloroso de lo que no puede pasar en Colombia, hay que convertir las escuelas en un territorio de paz. Las escuelas pueden ser autónomas pero sus manuales de convivencia no pueden vulnerar los derechos de la Constitución”, dijo Parody a los periodistas.
Por su parte, la rectora del colegio Amanda Castillo dijo que el instituto respeta «la intimidad de los seres humanos» y aseguró que no hubo control ni discriminación por ser homosexual.